viernes, 20 de marzo de 2020

Garmo Negro (3.064 m) con esquíes. 2 de enero de 2020

#YoMeQuedoEnCasa

Y aprovecho para actualizar un poco el blog. Hoy os cuento nuestra primera ascensión del 2020, que fue al Garmo Negro.



El Garmo Negro, con sus 3.064 m de altura domina todo el valle de Balneario de Panticosa. Es el pico más emblemático de su entorno, y la subida con esquíes por su cara sureste, que salva de forma muy directa más de 1.400 m de desnivel, hace que sea un MUST del esquí de montaña.
La parte negativa es que esta vertiente del Garmo Negro es muy avalanchosa, y hay que extremar las precauciones cuando hay riesgo de aludes. Un año de nieve normal, el Garmo Negro sería un objetivo muy bueno a partir de marzo, cuando el manto de nieve se encuentra bien asentado.

Sin embargo este invierno atípico, que en Navidades y Fin de Año estuvimos más de 15 días sin recibir ninguna nevada, las condiciones de nieve recordaban más a la primavera que al invierno. Además, la nieve estaba muy dura y fue preciso elegir una ruta en cara sur, buscando el sol, que después de varias horas calentando, dejaría una nieve crema disfrutona de esquiar (por desgracia no fue el caso como veréis...). 

Ruta:
Desnivel: + 1.486 m
Longitud: 12,46  km 
Tiempo: 5 h 57 min




Descripción de la ruta:

El día 2 de enero de 2020 quedamos en Balneario de Panticosa: Francesc, Pepe, Guille y un servidor. 
Empezamos a las 9:00, ya que no era preciso madrugar. Cuanto más calentara el sol, mejor estaría la nieve para bajar.

La primera parte de la subida la hacemos porteando los esquíes, ya que hasta pasado el bosque no había nieve. Esto se traduce en un porteo de unos 26 minutos hasta la zona conocida como "la Mallata Baja". En ese punto calzamos esquíes y empezamos a foquear. 


Calzando esquíes en "la Mallata Baja"
 Al quitar peso de la mochila nuestro progreso se hace más rápido y vamos ganando terreno a la montaña. Llegamos en poco tiempo a la Mallata Alta de las Argualas.

En la Mallata Alta de las Argualas
 Y hasta aquí la parte fácil de la ascensión. El siguiente tramo discurre por un tubo estrecho y con fuerte inclinación y nieve muy dura, que nos obliga a poner cuchillas y a emplear toda la técnica y atención en cada una de las muchas vueltas María que tenemos que dar. Algunos traveseros calzan crampones para evitar problemas. 

Paso estrecho e inclinado, que luego fue un suplicio bajar esquiando por todas las huellas que había.

Superado ese paso, la pendiente tumba y podemos recuperar un poco el aliento. 

Pepe con los Batanes al fondo (próxima entrada en el blog)

 Desde allí se hace una larga diagonal a la derecha para buscar el falso collado que da acceso al valle colgado entre Garmo Negro, Argualas y pico Algas.

Guille  con un paisaje excepcional

Se hace larga la subida al collado.
 Al encarar la subida al falso collado, la pendiente aumenta de nuevo y la nieve vuelve a estar dura. Ya estamos a 2.800 m de altura y allí la nieve no transformó en todo el día. 

En el valle colgado entre Garmo Negro, Algas y  Argualas
 Desde el falso collado ya solo queda la rampa final.  Son 200 m de desnivel pero con una pendiente fuerte. Empezamos a subir con esquíes y cuchillas. En cada vuelta María la atención que hay que prestar es máxima, que sumando al cansancio que llevamos en las piernas, hacen los últimos metros muy duros. 

Primeros metros de la rampa final


La pendiente es fuerte y la nieve está dura. Atención máxima



A mitad de la rampa final, dando una vuelta María, Pepe perde el equilibrio y cae ladera abajo unos 100 m sin poder detenerse hasta el collado. El susto que nos llevamos es importante. A gritos nos dice que está bien y nosotros seguimos la ascensión.


Detrás la estación de esquí de Formigal con sus alfombras de nieve

Condiciones muy pobres de nieve para un mes de enero en cotas bajas
 Para los metros finales nos quitamos los esquíes y calzamos crampones. Es muy poca distancia pero no conviene apurar más con los esquíes.

Hermanos Fernández en la cima del Garmo Negro
 Al poco rato de estar en la cima, vemos aparecer a Pepe, con crampones y los esquíes a la espalda. No sabemos de dónde pero sacó fuerzas para rehacer la rampa final, a pesar del susto de la caída. 
Así que hicimos una foto de cima los cuatro para después iniciar el ansiado descenso. 




Bajando de la cima a por lo esquíes.
 La bajada por desgracia, no es buena. La nieve en la parte alta no transforma en todo el día, y en cotas medias cuando descendemos, la nieve ya está helada. Todo esto unido a que la bajada está llena de huellas (era un "patatal"), hace que queramos bajar lo antes posible, mediante esquí de "supervivencia".





La verdad es que no fue nuestro mejor descenso pero fue una actividad completísima, con un paisaje de película. En otras condiciones mejores de nieve estamos seguros de que sería un bajadón para recordar. 

Y hasta aquí la entrada de hoy.

¡Nos vemos pronto, pero de momento...en el monte no! 

Iremos publicando más entradas durante los próximos días.

#YoMeQuedoEnCasa


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