viernes, 5 de junio de 2020

Día Mundial del Medio Ambiente (reflexión)

Hoy 5 de junio es el Día Mundial del Medio Ambiente. Y aprovecho esta ocasión para compartir mi reflexión personal. 



Y es que durante los últimos años parece que cada día es el Día Mundial o Internacional de algo (Día de la Tierra, de lucha contra el cáncer de mama, día del autismo, día de la igualdad de género, etc.). Y mucha gente pensará, qué tontería esto de hacer un día para cada cosa.  Pues no es ninguna tontería, el único objetivo es crear conciencia en la sociedad sobre algún tema concreto que debería tener cierta importancia en nuestras vidas. Y aunque solo sea durante un día al año, que ese tema tenga un poco más de visibilidad en los medios de comunicación, redes sociales y campañas de concienciación, ya es todo un éxito.

Por supuesto que no todos los Días de algo son igual de relevantes. Cada uno tiene su escala de prioridades, pero al menos para mí, el Día Mundial del Medio Ambiente es uno de los más importantes. 

Una breve y reducida definición de medio ambiente sería el conjunto de circunstancias o factores físicos, biológicos y abióticos que rodean a los seres vivos e influyen en su desarrollo y comportamiento. Es decir, incluye todas las relaciones que el ser humano tiene con el medio que nos rodea. No es simplemente el "campo" o la naturaleza como muchos urbanitas podrían pensar. Y el ser humano es el actor que más capacidad tiene para modificar e intervenir el medio que nos rodea, pero desgraciadamente lo estamos haciendo muy mal, y estamos perjudicando gravemente al medio con nuestra actividad humana. El medio ambiente nos afecta a todos y forma parte de todo lo que hacemos en nuestra vida ya sea directa o indirectamente, por ello no podemos mirar hacia otro lado, ¡debemos actuar ya! ¡Por eso es tan importante el Día Mundial de Medio Ambiente!


Cualquiera que haya estudiado poblaciones de animales conoce perfectamente que toda población tiene unos niveles óptimos de densidad, y que si se superan esos niveles (sobrepoblación) el alimento y agua empezará a escasear, la relaciones entre individuos serán más tensas, las defensas se reducirán y con una alta probabilidad llegará una enfermedad que regulará la población hasta alcanzar de nuevo niveles óptimos. Todo esto está muy estudiado en las poblaciones cinegéticas, o en las piscifactorías. 

Y precisamente la terrible situación sanitaria que estamos viviendo en esos días, quizás es resultado de la excesiva presión que hacemos los seres humanos sobre la madre naturaleza. Somos muchos millones de personas en el planeta, y muchas de ellas vivimos con un nivel de vida muy alto, y en otro países en vías de desarrollo luchan día a día por acercarse al nivel de vida de los países ricos. Cada vez somos más, exigiendo más recursos a la Tierra. Y hasta aquí hemos llegado, ha aparecido una enfermedad nueva que ha puesto en jaque a todo el mundo. 

¿Ha sido una especie de castigo de la Tierra? ¿Ha sido una regulación natural de la población? Pues igual sí, o igual no, es imposible saberlo.

  Pero sin duda el planeta ha respirado un poco durante estos 3 meses de parón de actividad humana, y nuestro comportamiento, en parte, también ha cambiado (aunque haya sido forzosamente). Y ahora tenemos una oportunidad única para cambiar algunos pequeños hábitos de nuestra vida, que irán en beneficio del medio ambiente, y por lo tanto de todos nosotros. No estoy hablando de austeridad, simplemente de reducir un poco nuestro nivel de consumo, y de hacer algunos pequeños cambios. Algunos a nivel individual, otros deberán ser a nivel de sociedad.

Por ejemplo, el teletrabajo en España ha entrado de forma forzosa (en muchos países de Europa era ya muy habitual, pero no en el nuestro). Y se ha demostrado que una cantidad inmensa de trabajadores pueden realizar perfectamente su trabajo desde casa. El teletrabajo es la fórmula perfecta para reducir emisiones y además favorecer la conciliación familiar. Aprovechémoslo para mejorar como sociedad. 

También los desplazamientos en bicicleta han aumentado exponencialmente. Tanto de gente para hacer deporte (al estar los gimnasios cerrados) como para utilizarlo como medio de transporte evitando el transporte público. Es genial, ojalá las ciudades españolas se adapten y acostumbren al uso de la bici al igual que ocurre en otras muchas ciudades europeas. 

Además nos hemos dado cuenta, después del confinamiento que hemos tenido, que con muy poquito se puede ser feliz. Por ejemplo, nos hemos dado cuenta del inmenso valor que tiene dar un simple paseo por el parque con familiares o  amigos. Podemos y debemos aprender a disfrutar de las pequeñas cosas. Para nuestro tiempo de ocio no es necesario consumir productos y servicios como quizás hacíamos antes. ¡Que no se nos olvide que las cosas importantes de la vida no son cosas!

He enumerado simplemente 3 pequeñas cosas que creo que serían relativamente sencillas de asimiliar tanto a nivel individual como de sociedad, y en cambio el beneficio ambiental sería inmenso. 

Y a ti, ¿qué cambios se te ocurre que podríamos realizar?



Y hasta aquí la reflexión. ¡Nos vemos en el monte!


Viviendo la Montaña

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