martes, 24 de marzo de 2020

Huayna Potosí (6.088 m), Cordillera Real. Bolivia

#Yomequedoencasa

Seguimos aprovechando el tiempo en casa para mostraros algunos reportajes pendientes. En este caso se trata de nuestra ascensión al Huayna Potosí, en Bolivia. Esta actividad la realizamos en 2007, sí, llevamos 13 años de retraso, pero mejor tarde que nunca.


El Huayna Potosí es una montaña de 6.088 m de altura situada en la Cordillera Real, a escasos 40 km de La Paz (Bolivia). Es de las montañas más ascendidas de la zona debido a su fácil acceso y a su relativa poca dificultad técnica.



Esta actividad la realizamos en verano de 2007. Para ello contratamos los servicios de la agencia de guías de Alain Mesili, un alpinista francés afincando en Bolivia desde hace más de 20 años, que ha abierto rutas en todos los nevados de la Cordillera Real.

Alain no vino con nosotros, pero vinieron Cecilio como guía y Edgar como ayudante de guía (ambos bolivianos pero formados en la escuela de guías de Chamonix).

Por nuestra parte fuimos Pepe, Guille y yo.  En la montaña haríamos dos cordadas. La primera Cecilio, mi hermano y yo; y la segunda Edgar y Pepe.

Aclimatación:
La clave del éxito para una montaña de 6 mil metros y de baja dificultad técnica es una buena aclimatación y tener suerte con la meteorología. En lo segundo poco podemos hacer, salvo tener previsto un par de días de reserva por si hace mal tiempo. Pero en la aclimatación si podemos incidir bastante para que ésta sea la mejor posible. 

Nosotros, aparte de llegar en un buen estado de forma física, hicimos una aclimatación larga, lenta, y progresiva. Al Huayna Potosí nos enfrentamos a los 20 días de estar en Bolivia. Previamente estuvimos unos 6 días haciendo turismo "normal" por los alrededores de La Paz. Hay que recordar que el aeropuerto está situado a una altitud de 4.090 m y La Paz a 3.600 m. Un servidor tuvo náuseas y vómitos durante las primeras 4 o 5 noches. Los siguientes 6-7 días hicimos un trekking por el macizo de Apolobamba (próxima entrada en el blog), donde estuvimos haciendo jornadas de 6-8 horas de caminata entre 4.000 y 5.000 m de altura.  Después de un par de días de descanso, fuimos a subir al Pequeño Alpamayo (puedes ver el reportaje completo aquí) de 5.300 m de altura. Y finalmente, atacamos el Huayna Potosí, la actividad estrella del viaje.

El consejo local en la zona, para aclimatar bien es el siguiente:

Comer poquito,
andar despacito
y dormir solito.

Descripción:
La ruta elegida fue la ruta normal, la pintada en rojo en el siguiente croquis de Bolivia Mountain Guides



Día 1:

A primera hora de la mañana nos recoge una furgoneta de la agencia de Alain Mesili, con los 2 guías. Aproximadamente en 1 hora llegamos a la base del Huayna Potosí. Poco antes de llegar ya impresiona. Paramos en un cementerio a las faldas de la montaña, y la vista es sobrecogedora.




Con la furgoneta llegamos hasta lo que se conoce como Campo Base (4.700 m) de altura.  Nos preparamos cómodamente y sin prisas, para empezar el ascenso hasta el Campo de Altura (5.130 m).
El camino es muy sencillo, y en todo el tramo hasta el Campo de Altura no pisamos nieve. Pero vamos ganando altura y los glaciares aparecen por todos lados.

El el Campo Base (4.700), donde nos deja la furgoneta

Subiendo por una de las morrenas del glaciar

Por desgracia, supongo que si comparamos con una foto de 2020 se apreciará mucho el retroceso del glaciar
En poco tiempo llegamos al Campo Alto (5.130 m). En este caso el campamento se trata de un refugio mucho más austero de lo que estamos acostumbrados en Europa, pero mucho más confortable que una tienda de campaña. 






El refugio tiene un edificio principal con un sencillo comedor en la planta baja, y la planta superior destinada a pernoctar. Fuera hay una carpa azul que hace las funciones de cocina. Un poco más apartado, en una especie de caseta metálica están las letrinas.



Las vistas desde el refugio son espectaculares
El objetivo del día siguiente impone respeto

En el refugio cenamos temprano y nos vamos a dormir. La noche es muy muy ventosa. Además por la ventana del refugio silba el aire y hace complicado conciliar el sueño. El día siguiente es nuestra única oportunidad para hacer cima, y el viento que oímos en ese momento no augura un buen día para atacar cima. Entre la altura (5.130 m), el fuerte viento, y los nervios previos a una ascensión nos impiden dormir y descansar bien. En realidad pasamos varias horas dentro del saco de dormir, esperando que suene el despertador. 

Día 2:
A la 1:00 am suena el despertador. De un salto nos levantamos. Ha llegado el día de ascender nuestro primer 6 mil. ¿Lo conseguiremos?  Rápidamente me visto para salir fuera del refugio. La noche está estrellada y el viento en calma. Al fondo se ven las luces de La Paz y de El Alto. Es el día, ¡todas las condiciones son favorables!

Entro al refugio muy nervioso, desayunamos, nos ponemos la crema del sol (por si se nos olvida luego) y partimos para la cima.

Últimos preparativos antes de salir hacia cima

En cuanto pisamos el glaciar nos calzamos los crampones y nos encordamos. Edgar y Pepe hacen una cordada; y Cecilio, Guille y yo la segunda cordada. Hace mucho frío, quizás -10 o -15º C, pero la motivación que tenemos es brutal. 

Edgar y Pepe encordándose.
En poco tiempo alcanzamos el Campo Argentino (5.430 m). Hasta aquí la ruta es muy sencilla, es "una cuesta de vacas" pero que no podemos salirnos de la huella, porque hay grietas por todos lados. 
Poco después del Campo Argentino, hay que pasar una rimaya, en lo que se conoce como Pala Chica. La rimaya la pasamos sin mayor problema bien asegurados por Cecilio. 

Cecilio pasando la rimaya

De nuevo la ruta vuelve a perder dificultad, y durante varias horas andamos solo viendo el haz de luz de nuestra linterna frontal y escuchando el crujir de la nieve al pisar con los crampones. 

Después de unas 5 horas de ascenso llegamos al pie de la rampa final. Justo está amaneciendo, nos encontramos a unos 5.900 m de altura, y en el momento más frío del día. Recordamos esos instantes con mucho mucho frío. Allí paramos un poco a tomar té caliente y algo sólido. Queda poco a la cima, pero la falta de oxígeno se nota, y mucho, a pesar de la buena aclimatación que llevamos. 

Amanece poco antes de la cima

Momentos de frío intenso

Solo quedan 200 m de desnivel
Allí arriba está la cima
Pronto aparecen más cordadas

Un poco de motivación y ¡para arriba!
Es momento de apagar las frontales y sacar las gafas de sol.  Ahora los guías dan más metros de cuerda porque la última rampa es más técnica. Subimos en ensamble con seguros intermedios. Edgar y Cecilio colocan varias estacas de nieve. Cada uno subimos con dos piolets.

Cecilio monta reuniones cada ciertos metros para coger aliento



Guille peleando los últimos metros

Varias cordadas vienen por detrás



Los gemelos y antebrazos se nos ponen como piedras. Se nota mucho la falta de oxígeno.

Y finalmente, tras 6 horas de actividad, pisamos la cima del Huayna Potosí (6.088 m). La satisfacción de pisar la cima es enorme, pero aún mejores son las vistas. Aquí arriba vemos un paisaje que solo unos pocos privilegiados como nosotros podrán ver. La cámara no puede hacer justicia a lo que vemos y sentimos en esos momentos. 


Cordillera Real desde la cima del Huayna Potosí


Cecilio con la bandera boliviana y yo con la bandera Wiphala
La bandera Wiphala significa lo siguiente:

Representa la filosofía andina, simboliza la doctrina del Pachakama (orden Universal), y la Pachamama (Madre Tierra) que forman el espacio, el tiempo, la energía y el planeta.

También esta bandera es el símbolo de la diversidad cultural

Los colores tienen el significado siguiente:
  • Rojo: el Planeta Tierra (Pachamama)
  • Naranja: Sociedad y Cultura
  • Amarillo: energía y fuerza
  • Blanco: el tiempo y la dialéctica
  • Verde: Economía y Producción
  • Azul: el espacio exterior
  • Púrpura: la política y la ideología andina

La Wiphala se ha convertido en un emblema de resistencia cultural de la nación originaria de los Andes pero también como símbolo de más de 500 años de resistencia a la opresión, la explotación y al marginamiento.

Y por supuesto la foto de cima, padre e hijos

En la cima nos tomamos una manzana y un bocadillo para reponer fuerzas, y para abajo. Estamos muy cansados, y ahora la atención tiene que ser máxima, no nos podemos permitir un tropezón tonto. Lo bueno de la bajada es que ahora es de día y podemos contemplar todo lo que hemos subido durante la noche. 

Bajando la rampa final



El camino está rodeado de cientos de grietas sin fondo


Parecen dunas de un desierto de nieve




Destrepando el paso de la rimaya






Hermanos Fernández Santos con el Huayna a nuestras espaldas
Bajando los últimos metros

y echando la vista atrás con un sonrisa

A primera hora de la tarde estábamos de vuelta en La Paz. 


El Huayna Potosí es una montaña preciosa, sobrepasa la cifra mágica de 6.000 m, pero con mucha elegancia. Es una montaña bonita, sencilla técnicamente, pero con un par de pasitos técnicos que le añaden picante a la subida. El acceso desde La Paz es muy cómodo y la aproximación es corta y fácil.

Lo único fundamental es aclimatar antes correctamente y sin prisas, que 6.000 m no es una broma. Tres días después nos enteramos de que tuvieron que evacuar a un montañero francés por edema pulmonar. 

Y hasta aquí la entrada de hoy, y pedimos disculpas por los 13 años de retraso en publicarla.

¡Nos vemos en el monte, esperemos que pronto!

#YoMeQuedoEnCasa

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